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Katsumi Mamine. Adiós al Maestro y a una buena persona
¿Alguien sabe cómo se despide a un Maestro?
Tokio 1944-Barcelona 2020
Hay personas que hacen algo útil un día y son buenas. Hay otras que aportan durante un año y son mejores. Hay quienes profundizan en algo muchos años y son muy buenos. Pero hay personas que dedican su vida a entregar algo a los demás. Esas son las imprescindibles. Perdón, dije esas, cuando en realidad quise decir ESE… Ese, es Katsumi Mamine.
Una Vida de ahínco
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.”
Ya en mi libro Seitai Inteligencia Vital, utilicé este recurso para hablar de Katsumi Mamine.
Cambiando lucha por ahínco, parece que fueron escritas para él.
Nacer, Vivir y Morir Seitai
Mamine nació Seitai. Mamine vivió Seitai. Y Mamine ha muerto a la manera de la Cultura Seitai. De un día para otro. Sin hacer ruido. Viviendo intensamente hasta el último aliento. Viviendo con una pasión entretejiéndole las venas. Existiendo con un Deseo adherido al Vientre. Fiel a un propósito inquebrantable.
Su impulso era de tal naturaleza, que no podía parar.
Y todo se paró
Nadie contaba con ello. Pero en Marzo del 2020 el mundo se paró. Y con él, el pequeño Dojo de Mamine y Francisca. Nunca había parado desde los años 70.
Austero. Sencillo. Una vasija de barro que sin embargo encerraba grandes tesoros. Un laboratorio mental donde las grandes aportaciones del Sabio Haruchika Noguchi, Tokio 1911-1976, estaban a salvo. Un espacio donde el polvo y la paja que envolvían uno de los descubrimientos más imprescindibles que ha recibido la Humanidad, podía seguir latiendo.
He dicho mental. Mental sí, en cuanto al riguroso trabajo científico que realizó. Pero además, su Dojo ha sido el espació de formación en la Cultura Seitai de miles de personas.
Cuando Katsumi dejaba su despacho y sus estudios y entraba en el tatami, sus hallazgos se transformaban en Ki, Intuición, Sensibilidad y Movimiento Vital.
Mamine, con dedicación de orfebre, tomó algo grande y lo agigantó. Allí, en su Cueva de Alí Babá, había tesoros que nadie se interesó nunca en robar. ¡Pobre el Ser Humano actual! No ve los tesoros… Pero allí estaban, a buen recaudo. Hasta que una vida dedicada al Movimiento Vital, no pudo asumir tanta quietud. De repente todo se paro. Y la inercia de Katsumi, como un planeta que ha perdido su fuerza de traslación alrededor de su estrella Seitai, también se paró… Y cayó.
14 de Abril. Por la mañana. Acompañado de su familia. Rodeado de los suyos. Dejando en un auténtico desamparo a tantos y tantos que hemos vivido admirados por sus aportaciones. Esta fecha quedará machihembrada para siempre en nuestra memoria.
¿Y ahora qué?
Porque así es. A nuestra Cultura de Homo sapiens sapiens, hecha a imagen y semejanza de aquello que se ha impuesto, HOMBRE-BLANCO-“CIVILIZADO”, le ha faltado algo fundamental: Saber vivir y convivir con esas fuerzas inmanejables que nos manejan.
¿O es que acaso sabemos desenvolvernos cuando la naturaleza actúa…? ¿…Cuando la vida saca sus cartas con dedos invisibles de mago?
Sabemos de todo y no sabemos de nada. Realmente andamos muy perdidos… Y el Seitai encripta claves poderosas para poder COMPRENDER.
¿Cómo no iba a estar Mamine arrebatado con semejante asunto? ¡Algo que en realidad da sentido a la Vida!
¿Hay algo más importante y urgente?
Mamine, hombre culto versado en ciencias, artes, letras, filosofía, tradiciones de su país Japón y heredadas de su lugar de acogida, Barcelona… Mamine un hombre inteligente y sensible, buscó y rebuscó internamente, desde su infancia.
Sentido. Sentido. Sentido…
Creo que sin saberlo, ya de joven esta incógnita en forma de X en la fórmula de su existencia, estaba muy presente. Quizá es por eso, por lo que todos sus éxitos los convertía en fracasos. Ningún éxito podía sobrevivir a su reiterada y eterna pregunta de: Y esto… ¿Qué tiene que ver con mi vida real? Vida Real para Katsumi era hablar de la vida que le respiraba. De la vida que le movía las células. Del deseo profundo que nacía de no se sabe dónde, pero que le hacía sentir que era el Yo con el que más se podía identificar.
Sentido. Sentido. ¿Tiene sentido?
Mamine conoció el Seitai mientras flotaba en el vientre de su madre. Pero jamás pensó dedicarse a ello. Digamos que la responsable de su dedicación, fue su duda existencial con cada cosa que iniciaba. Era una duda en forma de goteo. Cuando se implicaba en algo y finalmente lo conseguía, le surgía eso de… ¿Y esto qué tiene que ver conmigo en realidad?
Sentido. Sentido. ¿Tiene sentido?
Creo que es una gran pregunta para hacernos todos.
¿Realmente lo que vivimos cada día tiene algo que ver con lo que deseamos realmente?
Esta pregunta de Mamine, que lo convertía en un suflé caído con cada logro, es puro Seitai.
¿Qué tiene que ver lo que me rodea con lo que vive dentro?
¿Qué es eso que me mueve o me bloquea?
Y cuando hablo de pregunta, hablo de pregunta surgida del Organismo. No de la cabeza. Hablo de la globalidad que convive en nuestro Ser… En eso que SOMOS con mayúsculas.
Tan reiterado fue ese sentimiento envuelto en un interrogante… Tan pertinaz, seco y desnudo, que sin programarlo, la vida poco a poco lo fue reorientando hacia el principio del principio de sus orígenes, que no era otro que el Seitai.
¿Somos o tenemos? ¿Existimos o Vivimos con intensidad?
Zensei: la Vida Plena
No quiero que este escrito se convierta en una biografía suya. Hizo esto, hizo lo otro. Sobre ello he escrito mucho. Sobre sus actos ha escrito él mismo a menudo en sus libros. Hoy quiero hablar de Katsumi Mamine como ser viviente. Porque vivo está. Nadie se puede despedir de esta manera. No.
No nos lo creemos.
Y da igual que escriba con el teclado empapado en lágrimas. Apenas veo las letras. Da igual. Sé dónde están. Lo que no sé, es dónde está en este momento usted.
No es fácil encontrar un Maestro. Y yo digo a boca llena: soy una de esas personas con suerte. Siempre he sido una suertuda.
Yo tenía un motor. Un motor que quería arrancar. Y cuando llegué a su Dojo, Katsumi me enseñó a engrasarlo. Y quedó niquelao, porque a día de hoy me lleva y me lleva sin saber nunca adónde me va a llevar. Pero da igual. Simplemente sigo. Porque es lo que he aprendido.
Cada vez que iniciaba un escrito, dudaba. Y se lo daba a Katsumi para que lo revisara. No pasaba mucho tiempo cuando recibía una llamada. Al otro lado, estaba siempre su respiración emocionada y me decía simplemente: Siga… Y yo siempre seguía. Así de sencillo. ¿Por qué? Pues porque Katsumi, una persona rigurosa, me decía un escueto siga… ¿Y ahora qué? ¿Sigo?
Rompiendo con el pasado
Yo lo sabía. Cada año que cumplo 5 ó 0, mi vida da un giro. He cumplido 55 años. Y la muerte de Katsumi me ha pillado rompiendo con mi pasado. Terminando con lo que fui y escudriñando lo que seré. Y ahora, una muesca más en la crisálida. Tu muerte.
Es la primera vez que te hablo de tú. Y será la última. Vuelvo al usted, señor Katsumi.
Toda muerte, conlleva una Resurrección. Vivir es morir. Morir es entregar la vida a otro.
Cuando pase este confinamiento raro, áspero, que mata, que inmoviliza, que arruina, que nos roe la nuca… Cuando termine… Ya sin el siga de Katsumi, sin su siga, llegará el momento de reinventar. Salvando lo bueno, por supuesto, pero estamos de mudanza. Usted se muda y yo también.
Cuando la pena es honda, intentar taparla, es perder energía. Así que estos días que huelen a incertidumbre, son para tantas y tantas personas que me rodean, la ruptura de todas las convicciones que nos han traído al momento presente.
¿Y ahora qué?
¿Seguimos?
¡Continuamos!
Entre tanto, escuchemos a Katsumi Mamine. Su voz resuena como un eco en estos días.
(Extracto de una larga entrevista que me concedió en el 2.017)
Mis condolencias a su esposa Consol, a su hijo Hiroki, a Francisca y a todas esas personas que lo han acompañado durante años en un trabajo silencioso que hoy retumba como imprescindible.